Esta noche es muy especial: El mundo de los vivos y de los muertos estarán conectados durante la noche y, las ánimas, volverán a pasear por la tierra. Así que hoy pega una buena historia de fantasmas como esta que realmente le ocurrió al polifacético Diego Torres Villarroel alrededor de 1723. Este relato lo grabé narrado en el podcast Tapa Dura en el especial Halloween. Escúchalo aquí.
Cuenta don Diego Torres Villarroel, sacerdote, catedrático de matemáticas, astrólogo, novelista, investigador de los extraño, pícaro y otros mil oficios más que, durante su juventud, en la década de 1720, fue llamado por la condesa de los Arcos para ayudarle con un problema en su casona de Madrid.
Resultó que en la casa de la condesa estaban ocurriendo una serie de fenómenos fantasmagóricos que tenían aterrorizada la condesa y a sus criados que, cada noche, dormían en la cocina apelotonados y aterrados por los ruidos.
En aquella casa de la calle Fuencarral se oían ruidos extraños, golpes, lamentos y arrastrar de cadenas durante la madrugada sin que nadie pudiese encontrar al responsable de tales fenómenos. Así pues y con la promesa de comida y alojamiento (y Dios sabe que al pobre Diego en aquellos momentos bien le hacían falta) montó guardia durante once días y sus noches por los pasillos, eso sí armado con un espadón por si acaso el intruso era de carne y hueso y peligroso, de la vivienda sin lograr encontrar al responsable, hasta que una noche ocurrió algo.
Extraños fenómenos
Mientras pasaba por un pasillo en el que colgaban seis grandes cuadros, estos saltaron de sus argollas a la vez y cayeron a suelo con gran estrépito, asustando al pobre Diego. Desesperados y sin lograr encontrar al responsable, fuese de la naturaleza que fuese, la condesa y sus sirvientes abandonaron la casa.
¿Querrían quizás los fantasmas de la familia de los antiguos propietarios de la casa, los condes de Moriana, atormentar a la condesa de Los Arcos? ¿Fue víctima de una cruel broma?¿O acaso fueron travesuras de los duendes?
Nunca lo sabremos. Lo que sí sabemos es que Diego se ganó comida caliente y cama durante una buena temporada en la nueva casa de la condesa en agradecimiento por sus servicios.
¡Feliz noche de ánimas!