¿Cuál es el origen de la frase «estar en la picota»?

Estar en la picota
«Estar en la picota». El fisgón histórico ©2019

Es probable que en tu localidad aún exista uno de estos monumentos, o bien haya desaparecido o se haya transformado con el tiempo. A lo largo de la historia, no todos han corrido la misma suerte y, aunque puedan parecer iguales, conviene aclarar que existen matices en su terminología, significado y evolución. De hecho, a menudo se usan como sinónimos los términos “rollo de justicia” y “picota”, pero las diferencias entre ambos se han ido desdibujando con el paso de los siglos.
La escasa documentación conservada de épocas antiguas ha favorecido esta confusión. Sin embargo, si indagamos en los orígenes históricos de estos elementos arquitectónicos, podemos encontrar diferencias significativas.

La picota, lugar de castigo y patíbulo

Durante la Reconquista, para incentivar la repoblación de los territorios conquistados, los reyes cristianos concedieron fueros y privilegios a diversas villas y monasterios. Estas ventajas también se otorgaban en agradecimiento por el auxilio en la lucha contra los musulmanes.
Uno de esos privilegios consistía en la facultad de impartir justicia, llegando incluso a castigar con la pena de muerte según la gravedad de los delitos. Así surgió la picota, ya documentada en el siglo XIII en el libro de Las Partidas de Alfonso X, donde se consideraba la última de las penas leves para los infractores, concebida para su escarnio y castigo público.
La picota original no era más que un poste de madera, pero con el tiempo se sustituyó por una columna de piedra. En ella se humillaba públicamente a los delincuentes —en ocasiones, incluso azotándolos— con un fin aleccionador, y solía alzarse en la plaza o en las afueras del pueblo para amedrentar a los forasteros.

El rollo: un significado más amplio

Otro de los privilegios concedidos a ciertas villas en la Edad Media fue el título de señorío, que implicaba exenciones fiscales y autonomía jurisdiccional. Dicho honor requería una plasmación simbólica, lo que dio lugar a los llamados rollos de justicia.
A diferencia de las picotas, los rollos adquirieron un carácter más monumental y se alzaban en las plazas principales. Aunque en un principio su función era sobre todo simbólica, en muchos casos acabaron asumiendo también las tareas de la picota, convirtiéndose en lugar de humillación y condena.

Fusión y transformación en cruceros

Con el tiempo, ambas estructuras fueron confundiéndose y fusionándose. Finalmente, las Cortes de Cádiz decretaron su abolición y destrucción en 1813, al ver en ellas símbolos de vasallaje:

“Se ordena la demolición de todos los signos de vasallaje que hubiera en sus entradas, casas particulares, o cualesquiera otros sitios, puesto que los pueblos de la Nación Española no reconocen ni reconocerán jamás otro señorío que el de la Nación misma, y que su noble orgullo sufriría por tener a la vista un recuerdo continuo de humillación”.

Para evitar la demolición, algunos pueblos optaron por transformar picotas y rollos en cruceros.
Durante reinados posteriores, la República e incluso la Guerra Civil, se dieron otros intentos de destruirlos. En algunos casos, se convirtieron en fuentes o se reaprovecharon como base para imágenes religiosas.

Picture of Juan de Aragón "El fisgón histórico"
Juan de Aragón "El fisgón histórico"

Ilustrador, aficionado a la historia y curioso en general. He publicado un montón de libros de divulgación historia para los más jóvenes y cuento cosas que me interesan o me llaman la atención en esta web y en redes sociales.

Productos relacionados

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies