
De la ficción a la realidad
El nombre de California no surgió de la geografía ni de la historia, sino de la literatura y la imaginación. Hace siglos, cuando los exploradores españoles surcaban los mares en busca de riquezas, también llevaban en su equipaje historias fantásticas que alimentaban su sed de aventura. Una de ellas hablaba de una isla mítica, gobernada por una poderosa reina y repleta de oro.
La isla de California y la reina Calafia
En el siglo XVI, el escritor Garci Rodríguez de Montalvo publicó Las Sergas de Esplandián, una novela de caballería que continuaba la historia del célebre Amadís de Gaula. En ella, describía una isla llamada California, habitada por amazonas guerreras que solo usaban armas de oro, ya que en su tierra no existía otro metal. Lideradas por la reina Calafia, estas mujeres cabalgaban sobre grifos y vivían en un territorio cercano al Paraíso Terrenal.
Exploradores y expediciones
Cuando los conquistadores españoles llegaron a la península de Baja California en el siglo XVI, impulsados por relatos como el de Montalvo, pensaron que habían encontrado la legendaria isla de Calafia. Hernán Cortés organizó expediciones para explorar estas tierras en 1533, y aunque pronto descubrieron que no había ríos de oro ni criaturas míticas, el nombre «California» ya había quedado marcado en los mapas y en la historia.
Un nombre con múltiples teorías
Si bien la teoría más aceptada vincula el nombre con la novela de Montalvo, algunos historiadores creen que podría derivar del árabe califa, en referencia a los gobernantes musulmanes, o del término Califerne, que aparece en La Canción de Roldán, un poema épico del siglo XI.
Un legado entre la leyenda y la historia
Lo cierto es que California pasó de ser un lugar de ficción a una región real con un impacto histórico y cultural enorme. Lo que comenzó como una historia de fantasía inspiró a exploradores y cartógrafos, dejando un legado que perdura hasta hoy.







