Hermes: el transbordador espacial europeo

Transbordador hermes
Transbordador Hermes. El fisgón histórico ©2017

¿Te imaginas ver un transbordador espacial surcar el cielo y tocar tierra en el aeropuerto de Almería? Aunque suene a pura ficción, a principios de los años 90 esta posibilidad estuvo más cerca de lo que muchos creen. Hablamos de la lanzadera espacial Hermes, el proyecto con el que la ESA (Agencia Espacial Europea) acarició el sueño de contar con su propia nave espacial tripulada. Lamentablemente, esta ambiciosa iniciativa sería cancelada en 1992, dejándonos con la incógnita de cómo habría cambiado la carrera espacial europea si se hubiera hecho realidad.

Un aterrizaje de ficción en Almería

En el escenario planteado al comienzo, tres astronautas regresan a la Tierra en el año 2000 a bordo de la lanzadera Hermes, después de permanecer unos días acoplados a la estación espacial Freedom. Tras soportar las temperaturas extremas de la reentrada, la nave se posa en el aeropuerto de Almería. Poco después, la Hermes emprende viaje a la Guayana Francesa sobre un avión de carga Airbus A300 modificado para prepararse de nuevo para el despegue.
Este relato, por sorprendente que parezca, estuvo a punto de hacerse realidad. En febrero de 1991, la ESA seleccionó el aeropuerto almeriense como pista principal de aterrizaje para la primera nave espacial tripulada europea. Como alternativa, se barajó la pista de Istres en Francia. Pero, con la cancelación del programa en 1992, aquella visión quedó en nada.

Orígenes del proyecto Hermes

El germen de la lanzadera espacial Hermes se remonta a finales de los años 70. Francia planteó la idea de desarrollar un avión espacial reutilizable, sumándose a la tendencia global de la época: se creía que el futuro de los vuelos espaciales pasaba por aparatos alados capaces de despegar y aterrizar múltiples veces, como el transbordador estadounidense Space Shuttle.
Con el paso de los años, el proyecto fue ganando adeptos y, en 1984, la ESA decidió integrarlo dentro de su aportación a la estación espacial Freedom de la NASA. El objetivo era que la Hermes transportara astronautas y suministros a la Freedom y, además, sirviera como plataforma de lanzamiento o reparación de satélites.

El Ariane 5 y los cambios de diseño

Para poner en órbita a la Hermes, Europa desarrolló el cohete Ariane 5, pensado específicamente para este propósito. Sin embargo, la creciente complejidad de la lanzadera provocó constantes revisiones de diseño:

  • En lugar de llevar una bodega de carga, pasó a incorporar un módulo presurizado para la tripulación.
  • La tripulación se redujo de cuatro a tres astronautas.
  • Se estudiaron cápsulas eyectables de emergencia e incluso módulos desechables (MRH y posteriormente MPH) que albergarían los motores y equipos de soporte vital.

En su versión final, la Hermes mediría unos 18,6 metros de longitud y pesaría cerca de 24.400 kg. El primer despegue se planeó para el año 2000 desde el complejo ELA-3 de Kourou (Guayana Francesa). De cumplir sus objetivos, la nave se habría convertido en la piedra angular de la industria espacial tripulada europea.

La cancelación del programa

La drástica evolución geopolítica de principios de los 90 (fin de la Guerra Fría y reunificación alemana) obligó a replantear las prioridades de la ESA. El desarrollo de la Hermes resultaba cada vez más costoso y complicado, por lo que el programa se canceló oficialmente en 1992. Pese a algún intento de rescate hasta 1993, la lanzadera europea nunca llegó a ver la luz.

Un “qué habría sido” para Europa

La Hermes es uno de los grandes “y si…” en la historia de la exploración espacial. Europa nunca había estado tan cerca de contar con una nave espacial tripulada propia y, probablemente, no lo volverá a estar a corto plazo. El mero hecho de imaginarla planeando sobre Almería o sobrevolando la estación espacial Freedom invita a pensar en lo que pudo haber sido un auténtico hito tecnológico y un escaparate de la capacidad europea en el espacio.

Conclusión
La historia de la lanzadera espacial Hermes combina innovación, ambición y un toque de ironía: se diseñó para ser el primer transbordador espacial europeo, pero terminó convirtiéndose en uno de los proyectos olvidados de la ESA. Si hubiese llegado a buen puerto, hoy quizás hablaríamos del aeropuerto de Almería como lugar emblemático de la exploración espacial. En lugar de eso, su recuerdo sobrevive en bocetos, maquetas y anécdotas que alimentan la imaginación de quienes todavía sueñan con ver despegar y aterrizar un avión espacial con bandera europea. Una pena… pero también un recordatorio de los desafíos que implica conquistar el espacio.

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Juan de Aragón "El fisgón histórico"

Ilustrador, aficionado a la historia y curioso en general. He publicado un montón de libros de divulgación historia para los más jóvenes y cuento cosas que me interesan o me llaman la atención en esta web y en redes sociales.

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